Todo el mundo piensa que viajar en avión es rico y agradable. Te montas en el avión, te pones el cinturón y arranca.. luego pasan repartiendo la comida de avión, luego los líquidos. Todo bacán.
Algo que casi nadie se queja es que los aviones, en su mayoría, vienen con los asientos numerados y siempre te toca tu asiento, no importa que vaya lleno el avión, siempre puedes ir en tu asiento.. Excepto en aquel avión de VIP en que viajé al Coca en Ecuador, o este de Cubana en que fui a Santiago y en mi asiento había una señora que ocupaba 1+1/2 asientos.. así que fui como pollito.. debajo del culo de la MAMÁ gallina.
En fin, todo es maravilla. Hasta que te toca un vuelo de regreso de La Habana hacia Quito, con toda la familia. Nos asignaron dos asientos a mi y a la gaby, y dos asientos a la mamisa y al josé. Ellos dos iban justo detrás nuestro. Y el vuelo iba CASI lleno, excepto 3 asientos, iba lleno.
Uno de los asientos vacíos era al lado nuestro. Y los otros dos delante. Bueno, delante nuestro estaban los 3 asientos vacíos.. hasta que se subió EL PASAJERO. Sí, con todas las letras en mayúsculas. Aquel señor venía desaliñado y, definitivamente, tengo que decirlo: parece que había cruzado medio mar caribe a nado, y caminado día y noche sin parar hasta el aeropuerto José Martí de La Habana.
Luego de esa travesía que seguro le tomó 2 meses, se montó directo en el avión, en el asiento delante nuestro. Señor, era irresistible su perfume, simplemente irresistible. Y nosotros teníamos garantizado nuestro asiento, justo detrás de él. Qué aire acondicionado ni un cojón! Qué vas a comer ni un diablo! Qué vas a abrir la ventana del avión!
Gaby se fue a subir a los pies de su mamá para disminuir la concentración de los efluvios (era grajo y cortado), y yo pasé todo el viaje con la nariz metida entre los dos respaldares de mi asiento mirando hacia atrás hasta que mi epitelio olfativo (es decir, lo que hace oler jajajajajaja) murió por exceso de AQUEL olor… lo cual ocurrió menos de media hora después de poner en contacto mi sistema respiratorio con ese poderoso efluvio.
En fin, hoy la Gaby se acordó de AQUEL viaje… y no pude perder la oportunidad de narrarlo. Yo creo que la gente debe bañarse al menos un día antes de subirse a un avión.