El otro día viajé a un congreso a Cartagena. Al llegar a Bogotá me doy cuenta que el aeropuerto está super super cambiadísimo y para bien. Amplios salones, grandes pasillos, para qué, no es el mismo aeropuerto que visitaba hasta hace unos años.
Bueno, el grupo nuestro se acerca a migración (excepto por un sabido que todo lo sabía, nada lo preguntaba y terminó caminando muchísimo, por gusto) y vamos pasando. Cuando me toca a mí el de migración comienza el proceso, y repentinamente se detiene y me dice “sígame”.
Bueno.. fui detrás de él como perrito con amo a lo largo de tooooooooodas las casillas de migración, todo el mundo viéndome caminar. Llegué hasta una casilla en la que no había nadie, el que me lleva llama a otro y le dice: toma, aquí te lo dejo.
“Bacán”, pensé para mí, “ahora que justo viajo con 200USD y NADA más.. yo que nunca he tocado una hoja de mariguana ni un miligramo de coca.. yo tengo que pasar por esto”.
Ok, debe ser porque el año pasado tuve la superidea de entrar a Colombia con cédula, capaz que es que no ven mi entrada porque no está en el pasaporte sino en la cédula, pero bueno si me preguntan “dónde están las hojas!?” yo simplemente diré que no llevo nada.. lo que me preocupaba era la posible coloscopía que me podían hacer… mierda.
Pero todo esto con cara de “aquí no pasa nada” con cara de el lobo de deja que te coja paseando por el parque… yo, como si conmigo no fuera. Pero por dentro trabajando el dual-core mío a full.
Nada.. pasé, el hombre abre el pasaporte, escribe lo que tiene que escribir, y me pone el sello de entrada “bienvenido a Colombia”. Uf.. qué alegría.. yo lo sabía!!! Era un .. enigmático.. trámite… ya, pasé. Punto.
Pasó el tiempo y pasó un águila por el mar… y días después me toca regresar.. yo ni me acordaba. Llegamos todo el grupo nuevamente a Bogotá y esta vez no nos desorganizamos todos, fuimos todos por el mismo lugar.. y yo coincidencialmente fuí de los primeros. Me toca una mujer, toma el pasaporte, lo abre, comienza a escribir y… repentinamente se detiene y me dice “sígame”… mierrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrda pensé para mí.. de nuevo cojone.. esto no tiene que ver con eso de que entré con cédula el año pasado… por qué será? Pero bueno, yo puse cara de estatua de José Martí y le seguí, nuevamente, no sé por qué, a lo largo de toooooooooooooooooooooooooooooooodas las casillas de inmigración hasta que llegamos nuevamente a una casilla vacía. Con la suerte que durante el camino la mujer, ella solita, sin ayuda mía, comienza a preguntarme: “usted tiene un homónimo verdad?” a lo que le respondí: “bueno sí.. hay un futbolista mejicano que los padres le pusieron mi nombre y apellidos en mi honor, y el ex-presidente de panamá que también copió mi nombre y apellidos (ambos son Ernesto Pérez)”.
Ya! Al fin yo sabía lo que sucedía!! Comencé a hablar por descargar un poco MI tensión.. pero ya sabía. Ella me indicó: “ahh pero no, usted tiene alguien con su nombre y un apellido o dos apellidos que debe algo a la justicia aquí en el país… y hasta que no le cojan preso, o muera… o.. no no.. hasta que no fallezca a usted le tocará llegar a esta casilla especial de los homónimos”.
“Esto no existía el año pasado”, indiqué yo, “pues entré a Colombia el año pasado y el antepasado… ” pero claro, qué torpe, ni que no anduvieran Ernesto Pérez intentando cada día pendientes con la justicia. Pobrecito, no le deseo nada malo a este homónimo pero cojone me ha jodido los viajes ahora me demoro en mis viajes hasta que pase a mejor vida.. o cumpla su condena que espero no sea perpetua.
Bueno, recuerdo hace unos años cuando pasaba por panamá, yo estaba harto de dulces, pues al salir de Quito la policía antinarcóticos me revisó un maletín lleno de comida.. no sabían que iba a Cuba.. y se dedicaron a abrir cuanto dulce y gelatina llevábamos para los niños.. y yo no iba a dejar eso “así”… el tipo abría una gelatina, la ponía a un lado, y yo cogía la gelatina y me la jamaba… luego abría un manicho, lo abría.. lo ponía a un lado y yo cogía el manicho y me lo jamaba… esa tarde comí de todo tipo de gelatinas, manichos y caramelos que había en mi maletín, pero no le dí el gusto al panita…
Bueno, pues al llegar a panamá llaman “josé pérez” acérquese a la puerta X (no sé, la que sea).. yo dije: caramba, el nino es josé, y definitivamente pérez.. pero… no creo que le pidan a él.. quizá dirían: “al papá de josé pérez, acérquese a buscarle en la oficina de niños perdidos y extraviados”.. pero josé andaba dando carreras a lo largo de tooooodas las salas y yo le podía ver.. seguro no era con él.. era un homónimo. Y seguían llamando hasta que la cosa se volvió un poco más rara: a José Pérez, con destino a La Habana, acérquese a la puerta X ahora mismo de lo contrario no podrá abordar su vuelo.
Bueno, no por nada, no es mi josé, pero voy a llevarle a la puerta, quién sabe y es él.. ah.. a propósito a nombre de él habían puesto todos los maletines… seguro era por el tema del maletín lleno de comida.. nada mi amigo, me tocaba darme otro pase de dulces.. a joderme.. vamos.. cacé a josé.. lo cacé porque hubo que gardearlo a presión mientras el niño de 4 ó 5 años corría por los pasillos, le atrapé y le llevé de la mano…
Resulta que josé también tenía un homónimo … un niño que habían secuestrado en Panamá con los mismos nombres (con lo difícil que es apellidarse pérez y llamarse josé).. en fin, le vieron que era una “fiel copia del original” mío y le dejaron ir. Al regresar lo mismo pero ya como quien dice me presenté con conocimiento de causa al instante a que le vieran.. y nunca más le han pedido, parece que su homónimo apareció.. espero que haya aparecido.