Bueno, acabemos ya el tema de la cochinada de una vez.. prometo que no hay nada más que este post… en la universidad yo me bañaba regularmente (una vez al mes), lavaba las sábanas con la misma regularidad, etc… como todos… pero eso no es nada.
Resulta que comienzo el segundo semestre de clases, Enero del año 1993 y un día antes de comenzar el semestre viajo con mis entonces suegra y novia a La Vallita,un poblado a pocos kms de Camagüey, ahi visitamos un paciente de mi entonces suegra que nos atiende super amablemente y tanto es así que nos hace un guanajo (pavo) pero como llegamos de sorpresa entre lo que mataban al animal y le cocinaban pasaron las horas.. y terminamos almorzando como a las 6 de la noche o más tarde…
Yo confieso que comí mucho, muchísimo, demasiado, pues estaba muy rico! Tanto habré comido que me dió una parálisis digestiva, el estómago no se movía, era una pelota llena de pavo.
Regresamos a Camagüey y ahi nos despedimos, realmente al otro día en la mañana es que me doy cuenta que el estómago me hacía sonidos inusuales y que estaba muy hinchado, pero por más que intenté …”evacuar”… no pude.
Mi papá me avisa que me había conseguido pasaje en avión para La Habana, salía como a las 12M y llegaba como 100pm o algo así… en resumen, las clases comenzaban a las 2pm y me puse muy nervioso pues el transporte público en esa época en La Habana era totalmente impredecible, lento, lleno, irregular… y no quería llegar tarde a mi primer día del segundo semestre.. era mi primer viaje en avión, no conocía la jugada… y después al llegar al aeropuerto cómo sería el transporte hasta la CUJAE, súmale además la parálisis digestiva de guanajo que tenía, todo se mezcló, se batió allá adentro y empeoró el asunto.
Cuando llegué a La Habana logré increíble y rápidamente llegar a la universidad.. en menos de 20 minutos (resulta que habían unos buses llamados ruteros que iban por toda la avenida de boyeros y trasladaban a todos los pasajeros que llegaban al aeropuerto que lo requirieran).. dejé mi ropa en el cuarto y corrí al aula…para toparme que no había nadie en ella! Qué nerviosismo, y ese guanajo ahi dentro pataleando dentro de mi estómago… hasta que averiguo no sé cómo que era en unas aulas de física que no conocía, llegué como 5 minutos tarde.. 205 y el profesor me dejó entrar como quien dice a regañadientes, en verdad él nunca más dejó entrar a nadie tarde, el vejete le llamábamos…
Me siento con mis compañeros y por fin estabilicé mi vida… todo comenzó a ser como siempre debe ser, oir al profesor, estudiar, comer, dormir; la rutina comenzaba. Me sentí tan tranquilo! Tanta paz.. todo retornaba a la normalidad.
Llega luego el receso de 5 minutos intermedio entre turnos de clases y todos los compañeros se quedan todos: copiando lo atrasado, conversando (pues es el primer día la primera asignatura que recibíamos) y yo ya de tanta paz sentí un alivio tal.. y unas ganas de erutar tan grandes … pero me daba pena en medio del aula soltar uno sonoro, así que eruté pero sin sonido, hacia mi boca.. y luego abrí suavemente la boca mientras sentía que mis papilas gustativas se irritaban enormemente por el desagradable gas que tenía en la boca!
En lo que mis labios se iban abriendo se comenzaron a oir diversas expresiones de disgusto y desagrado típicas de Cuba: “ñooooo, quién fue el puerco?” y demás, mientras todos salían desaforados hacia la puerta.. pues aquello no era un eruto, era un PEruto (pedo+eruto)… qué vergüenza hacer algo así, no planificado!
Por suerte nadie supo que era yo, excepto mis compañeros de cuarto a los cuales les confesé luego… pero públicamente el peruto ese no tuvo dueño ni nombre propio, tal y como el peo de lógica matemática
La vida premia, la vida paga!
Muy simpático.
Oye pero yo si me bañaba en la Universidad!!!! ☺