Bueno, ayer bajé y hoy me leí de un tirón el libro “Memorias de 100 y Aldabó la prisión más temible de Cuba” de Andy P. Villa.
El libro describe las experiencias vividas lo sucedido a una persona, narradas por él mismo: Andy P. Villa. La narración va desde que es detenido en el aeropuerto de La Habana luego de que, según él, le encontraran en Aduana que estaba sacando más de 200 fotos. Al inicio Andy me parecía mexicano, pero luego de avanzar en el libro veo que es un cubano naturalizado mexicano.
Tiene algunos documentos incrustados como su pasaje o el PRE cancelado, así como parte del documento de su fianza, el documento mediante el cual le requieren el pago de una multa al finalizar el juicio. Pero lamentablemente en ningún momento puedo ver ningún documento de la acusación de la fiscalía o la decisión del juzgado, por alguna razón el autor no detalla estos documentos, a pesar de que en algún momento de su narración indica que luego de muchas semanas o meses de espera reciben el documento con la acusación o con el resultado, que nos hubieran permitido ver la opinión del otro lado, qué pensaban que había cometido e incluso le hubiera podido ayudar a demostrar en este libro lo incorrecto de su sentencia pues hubiéramos leído en el mismo documento lo injusto de su sentencia.
Mediante este libro nos enteramos que la prisión más temible de Cuba, 100 y Aldabó, tiene celdas de 3×3 o 2×3 donde viven entre 2 y 4 personas, que desayunan, almuerzan y comen algo como lo que desayunaban, almorzaban y comían muchos estudiantes en mi época. Que el régimen de alimentación era bastante regular y que, por alguna razón, eran trasladados de celdas de vez en cuando (quizá para mantener siempre más de 2 personas por celdas que es algo sobre lo que él explica e insiste), que había mucha gente que cometía estos supuestos delitos por sobrevivir, porque no les quedaba otra alternativa (como sabemos que pasa), que los oficiales del minint eran malos, orientales, bestias. Pero que habían oficiales buenos y oficiales malos (yo durante la lectura hacía un símil con las tías de los albergues que a veces eran buenas, a veces temibles). En fin que en efecto no era un picnic sino que era una cárcel donde fue a parar “para investigaciones”.
De acuerdo a lo que leo también logro inferir que los que ahi llegan no lo hacen por temas políticos pues para estos está “Villa Marista”. Los que estaban en 100 y Aldabó eran porque estaban siendo acusados de delitos económicos, plagios, estafas, asesinatos. Al parecer de cierto perfil.
El autor describe sufrimiendos sicológicos que logro comprender plenamente, como el hecho de que a la final le demoraran su permiso para salir del país, o que en la embajada de su país de naturalización (repito que es un cubano naturalizado mexicano) le dijeran lo que sabemos: “eres mexicano que naciste en Cuba, entraste a Cuba como cubano, no podemos hacer mucho”… y comprendo su decepción por la falta de ayuda y cómo le afecta, así como la imposibilidad de México de ayudarle ya que a los efectos de Cuba él es cubano, tan es así que él entra a Cuba voluntariamente y con el pasaporte cubano.
Así como también describe todas esas jugadas sucias que describe como el hecho de que le hayan hecho ir muchas veces a recoger (un poco en cada uno de los viajes) sus pertenencias a la prisión luego de que le dejaran salir bajo fianza. O el hecho de que el agua fuera suministrada en escasos momentos durante el día; la salida al solario, en fin temas que seguramente deben ocurrir en una cárcel subdesarrollada sobre todo en un país donde no hay que ir mucho a la cárcel para saber que el agua la racionan durísimo por ejemplo en las escuelas becadas, en ciertos barrios y ciudades, etc.
Sin embargo en la prisión más temible de Cuba aparentemente no hay golpizas, palizas o torturas físicas, esto es lo que logro inferir de lo que leo del libro. Claro, las sicológicas son muy duras y suficientes para volverle loco a uno.
Describe bien la vida en Cuba, describe como la jueza que en teoría le iba a juzgar, fue a Ecuador de visita y terminó rebotando en Estados Unidos! Y la ineptitud de funcionarios públicos que es normal en muchos países. Se esmera mucho en demostrar que los pobres orientales hacen por necesidad su trabajo con la finalidad de irse para La Habana, etc. Tiene la oportunidad de presentar varias quejas ante instancias administrativas controladas por el mismo estado-gobierno que le apresó para investigaciones, e incluso encuentra personas que en efecto gracias a su posición en el estado-gobierno logran que le otorguen al fin el ansiado permiso de salida. Incluso ahora que recuerdo habla de un amigo que trabajó en 100 y Aldabó, lo que indica que los mismos que trabajan en 100 y Aldabó pueden ser malos, buenos, regulares, amigos, enemigos.
El autor pasa poco más de un año en Cuba tratando de salir de esta situación aparentemente Kafkiana a la que se ve sometido y al final logra regresar con su familia luego que al fin le devuelven sus dos pasaportes (cubano y mexicano) y gracias a sus reclamos ante instancias del minint obtiene el permiso de salida.
En resumen, para mi gusto: al libro le falta una explicación más clara de eso de las fotos por las cuales le apresaron, le falta documentos del proceso al que fue sometido y para mi gusto le falta un poco mejorar en la redacción. Pero por otro lado es un libro que se lee rápido, 200 páginas me las leí no sé, en 3 horas quizá.
Espero que en una segunda edición aporte con estos documentos que nos permitan ilustrarnos más y con una mejora en la redacción del contenido para hacerle más ameno.
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